Hay quienes dicen que es bueno para conciliar el sueño. Otros que ayuda a calmar el estrés. Los hay, incluso, que destacan su capacidad para procesar las proteínas de los alimentos que ingerimos convirtiéndolo en un aliado digestivo. Sea como fuere, lo cierto es que el whisky es uno de los destilados más populares, no en vano, atesora siglos de historia, tradición y sabor.
Pero también es una bebida cargada de matices a la que no representan únicamente las marcas de whisky escocés. También hay grandes sellos irlandeses como Jameson, Bushmills o Connemara. No obstante, entre los tipos de whisky más famosos, no puede dejar de mencionarse el bourbon americano. Aunque unos y otros comparten una base similar de cereales, agua y levadura, sus diferencias son tan notables como sus orígenes. ¿Listo para conocer las señas de identidad que los hacen únicos?
El origen del whisky escocés y el bourbon
Como puedes imaginar, uno de los aspectos que distingue al bourbon y al whisky escocés es su lugar de origen. Esa seña de identidad influye tanto en su producción como en sus características, haciendo que su lugar de procedencia determine su esencia. El bourbon tiene su hogar en Estados Unidos, y su nombre proviene del condado de Bourbon, en Kentucky, donde se comenzó a producir este tipo de whisky. Aunque legalmente se puede fabricar bourbon en todo el país, la mayoría de las destilerías famosas, como Four Roses, están en esta región.
A diferencia del bourbon, el whisky puede elaborarse en muchas partes del mundo: desde EEUU hasta Japón, pasando por Irlanda, Canadá o, como ocurre con el whisky escocés, en Escocia. Su tradición centenaria y sus métodos de destilación particular le han dado a este último una identidad fuerte y distintiva dentro del mundo del whisky.
Ingredientes y proceso de elaboración
Con independencia de su origen, todos los tipos de whisky son destilados de cereales. Sin embargo, para que uno de ellos pueda denominarse bourbon, al menos el 51% de su contenido debe provenir de maíz, lo que le aporta una dulzura característica. Además del maíz, el bourbon puede incluir otros granos como la cebada y el centeno. Por otro lado, el whisky escocés suele basarse en malta de cebada, aunque algunas variedades combinan este cereal con otros granos para lograr distintas expresiones de sabor.
El proceso de destilación también marca un contraste importante ya que, mientras el bourbon se destila una sola vez, el whisky escocés pasa generalmente por una doble destilación, e incluso en algunas zonas como Campbeltown o las Islas Hébridas se realiza una tercera destilación. Este paso adicional en el caso del scotch le aporta una textura más suave y un perfil de sabor menos alcohólico, una diferencia notable cuando se compara con el bourbon.
Sabor
El perfil de degustación también marca diferencias entre algunas de las opciones más populares como el bourbon Four Roses y algunas de las principales marcas de whisky escocés. Mientras que el primero se caracteriza por el equilibrio entre la dulzura del maíz y un ligero toque especiado que le han dado una gran popularidad entre los aficionados al bourbon whisky Four Roses, el whisky escocés, suele ofrecer sabores más complejos y menos dulces, con notas ahumadas y terrosas.
La mejor elección entre bourbon y un whisky escocés -o no- dependerá, por tanto, del perfil de sabor que se busque. Ambos poseen historias y tradiciones distintas, pero son una bebida llena de matices que invita a descubrir la diversidad de sus orígenes y procesos.